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miércoles, octubre 11, 2006

#17 - Jhonny Bet (un jugador sin igual)

Jugador londinense surgido de las inferiores del Blackburn Rovers. Llegó a Buenos Aires por una apuesta; el mismo camino que le causó tantas alegrías y que también lo hundió en las más negras profundidades. Ya en Argentina el juego fue su sello distintivo, pero no precisamente referido al deporte. Permanentemente estaba atento a los defensores contrarios, pero no para gambetearlos y poder patear al gol, sino para poder memorizar correctamente sus números y poder probar suerte en la quiniela u otros juegos de azar. De hecho era muy común verlo salir del estadio en los entretiempos para hablar con Vicente, su quinielero predilecto, y jugarle a la cabeza y a los premios los números de la zaga central visitante. Vaya a saber porque causa, ese truco le dio grandes satisfacciones y algo de aire para seguir yendo a los burros. Aunque ahí no le iba tan bien porque no estaba a gusto. Consideraba que para burro ya estaba él en el fútbol, pero de todos modos el juego lo podía y se iba a despuntar el vicio entre humo y revistas rosas. Una noche después de perder sus últimas monedas del mes por culpa de la yegua Carlita Stripes, no tuvo mejor idea que ir al Bauen a ver a la Perez Volpin Band, que presentaba su último trabajo “Arriba Argelinos”. El público de la banda nunca fue muy iluminado pero esta vez parecía que al menos uno de los concurrentes podía al menos distinguir una vaca dentro del baño. El hecho de que haya identificado a Bet en la penumbra así lo acreditaba. El roquero vestido de negro y simulando efectos etílicos, sabía la debilidad pronunciada del europeo y conociendo el paño mejor que él le propuso una apuesta aparentemente sencilla para que el amigo Jhonny se gane unos mangos fácilmente. La leyenda cuenta que el pacto consistía en ver si la Perez Volpin era capaz de mostrar su desnudez en ese show como parte de su performance. Ni lerdo, ni perezoso, el británico no tardó en inclinarse por el NO rotundo, pero al carecer del vil metal le propuso a su interlocutor “si pierdo me voy al culo del mundo”. Está de más decir que el Monte Poicenot ahora tiene un club de fútbol (además de un casino) y que se convirtió en la capital provincial del juego en Santa Cruz. Ah… la Perez Volpin se siguió poniendo en bolas en cada show hasta que la contrataron de la tele y tuvo que olvidar su faceta punk.



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