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miércoles, octubre 29, 2008

Julio Barroso – El pichón de Bilardo

Juvenil con eterna proyección y perenne promesa de explotar al inicio de cada temporada. Carrilero por excelencia, cuenta con el enorme privilegio de ser el único jugador que tiene como amuleto el mismísimo Dr. Bilardo. Julio asomó ya en el baby fútbol con sus características únicas e inigualables. Se especializaba por el trabajo sucio que todo equipo debe hacer por momentos para opacar el brillo de los rivales. Ahí donde los rivales tenían un desequilibrio o algún jugador destacado, ahí lo ponían al bueno de Julio para ensuciar el juego y frenar el famoso jogo bonito. Los más exquisitos cultores del balompié coincidieron siempre “con éste tipo en la cancha es imposible jugar con la pelota al piso”, “es el antifútbol”, “no deberían dejarle seguir jugando así” y “es muy sucio” eran las frases más escuchadas cuando se preguntaba por su manera de actuar en las canchas. Las sentencias eran muy duras, pero todas ciertas. Infinidad de veces le consultaron os jornalistas cual era su secreto para destacarse en el fútbol y siempre la respuesta era evasiva y terminante: “ustedes se quieren reír de mis problemas y no lo voy a permitir”. Inexorablemente las caras periodísticas de asombro buscaban explicación mirándose entre sí y se repetían permanentemente luego de poder encontrarse con Barroso. Hasta que un día alguien dio en la tecla. Fueron a preguntarle al Doctor Bilardo que, con fama de no tener pelos en la lengua, seguro iba a develar el misterio. Obviamente fue una respuesta a su medida. “El pibe es un fenómeno, cuando él está en la cancha nadie puede meter una gambeta, ni jugar al toque, el pibe es un fenómeno”. Pero Carlos, cual es el secreto, retrucaron los periodistas. “Muchachos, el secreto es que el pibe tiene incontinencia, se mea todo el tiempo y eso embarra la cancha siempre, ¿Qué más le puedo pedir?” Para Barroso la Selección



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