..:: El Canchanauta ::..

lunes, mayo 29, 2006

- BB - "Abuelo" Barrica

Con cara de perro que lo están empurrando, siempre logró sortear los obstáculos legales que le impedían administrar los fondos “no tan claros” que tenía entre manos. Siempre estuvo muy bien conectado política, policial y judicialmente y sus padrinos lo sacaron de más de un apuro. El último de sus intentos por ser feliz fue blanquear todo el dinero, las actividades y tareas que desarrollaba detrás de una entidad decididamente menos sospechable que una barra brava. Así nació la “Fundación Jugador N°13”. ¡Mamita querida! Diría José “Pepitito” Marrone. Supuestamente “La Fundación” hacía contribuciones a comedores solidarios, escuelas y organismos públicos. Todo muy bien hasta allí, pero surgió un detalle que hasta el mismísimo Al Capone se le hubiera filtrado. Barrica firmaba autógrafos, cédulas judiciales, cheques y hasta pagarés con la costumbre de anexarle al pié su dirección postal. Hasta que un día trágico no tuvo en cuenta algo fundamental. Su mundo era de hampones sin códigos, ni leyes que respetar. Ese día llegó a Del Valle Iberlucea al 200, subió la escalera que ayuda a mitigar el efecto de las inundaciones, abrió la puerta sin dudar y cuando entró todavía podía oler el olor a humo que dejó el soplete con el que abrieron la caja fuerte. De tan sucio que era el dinero, se terminó limpiando sólo. Todos sospecharon de bandas de narcos, policías corruptos y hasta de políticos que hacían pesar su poder. Pero no. La guita se la afanaron los muchachos de la Reserva de Boca. Claro, ellos también fueron apretados como los de la Primera para pasarle nafta a “La Fundación”. Pero fueron claros en su misiva: “aguantá que lleguemos a La Primera” dejaron tirado en el piso y para que quede claro. No tenían nada contra José, pero no tampoco tenían una sóla moneda para guardar.



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